Como dagas en mi pecho
se clavan, uno a uno,
los segundos del silencio…
No sé si sólo arde
o explotará con la angustia
y la incertidumbre…
No más…
Pasen segundos punzantes
y no osen seguir rozándome…
Resbalen o reboten…
Pero en mí,
ya no se molesten en entrar.
Viviana Lizana Urbina
!Esas dolorosas esperas! Un abrazo
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Esas esperas dan mayor alegría al encuentro, Ramón.
Muchas gracias por tu presencia.
Un abrazo.
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Sin embargo hay silencios confortables, creativos… así deben ser tus silencios donde creas estas letras tan descriptivas y bellas, es un verdadero placer leerte
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Eres muy amable.
Te agradezco la gentileza de tus palabras.
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El destrozo que deben hacer las horas y los días del silencio…
Al menos en ti riegan brotes de una hermosa inspiración.
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Muchas gracias, por la generosidad de tus palabras, Ángel.
¡Saludos!
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Ciertas cosas, mejor que no entren en uno, sí 🙂
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Mejor que no, ¡sí! ☺
Gracias por tu lectura, Luis.
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