Vacilar, cavilando

Enlace a publicación original en El Poder de las letras

Un cúmulo de cosas golpearon mi pensar, traté de cubrir mi cuerpo, como para aminorar el pesar que se alojó en mi alma. Arranqué de ese estado, corrí y corrí…
Sabía que lo único que podría calmarme era unirme a la parte de mi vida que respira y florece detrás del cristal. Pero no logré ver a través de él.
La oscuridad de este día lluvioso lo mantiene húmedo y tapado de gotas del vapor que exudamos aquí dentro.
Y reniego de esta lluvia que acentúa mi impotencia al ver cómo la vida se separa de mí para ser vivida mientras me quedo aquí aferrada a los recuerdos, arropada en nostalgia, mientras la melancolía se escurre en salado baño sobre mis mejillas.

Este fue un golpe de cavilaciones que quedaron aguijoneando mi corazón y se hicieron magia suavizando la molestia de los tac, tac, tac, que resonaban más fuerte que el tiempo marcado en el reloj.

Viviana Lizana Urbina

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